lunes, 11 de junio de 2012


La osteopatía pediátrica

Cólicos, estreñimiento, diarreas, reflujo gastroesofágico, tortícolis congénito, bronquiolitis, trastornos del sueño, irritabilidad, asma, alergias, hiperactividad…Esta lista es sólo un ejemplo de alteraciones y desequilibrios que habitualmente presentan los bebés y que suele abordar la medicina tradicional.

Hay que tener en cuenta que, muchas veces, el origen de estas patologías asienta simplemente en tensiones del tejido blando del bebé (fascia, músculos, ligamentos…) o en restricciones o ausencia de movilidad de algunas articulaciones de su cuerpo.

Así presentamos la Osteopatía pediátrica como alternativa al tratamiento de todos estos problemas de salud que tanto afectan a los bebés y que en muchos casos afecta también de forma directa a su entorno familiar.

¿QUÉ TÉCNICAS SE APLICAN?

Fundamentalmente las que los Osteópatas denominan de “escucha” e “inducción”. A través de ellas, el terapeuta interpreta (escucha) lo que ocurre en el cuerpo del bebé y qué partes del mismo presentan esas restricciones del tejido, devolviendo (induciendo) de forma casi imperceptible el movimiento y calidad al tejido y eliminando de esa forma las tensiones.

¿CUÁNDO ACUDIR AL OSTEÓPATA?

Lo ideal es aplicar el tratamiento durante los 6 primeros meses de vida, que es cuando más efectivas son las técnicas gracias al gran potencial de cambio que presenta el bebé, y cuando mejores y más rápidos resultados se obtienen. No obstante el tratamiento se puede iniciar a cualquier edad, ya que la osteopatía es una terapia aplicada en adultos.

Es importante saber que es un tratamiento totalmente compatible con la medicina convencional y que no sólo es curativo sino también preventivo, es decir que siempre es recomendable acudir en los primeros meses de vida con el fin de detectar esos posibles desajustes que en el 70% pasan desapercibidos.

Existen casos en los que es particularmente recomendable acudir a una primera consulta osteopática, entre ellos, embarazos gemelares, cesáreas, partos de nalgas y podálicos, fórceps, ventosas, bebés prematuros… por el alto índice de traumatismos que pueden sufrir los bebés en estas situaciones

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